Comunicación dentro de la Familia (parte 1)

    Comunicarnos de una manera sana con nuestros seres queridos es clave para desarrollar una buena relación familiar. La función que cumple la comunicación es poder expresar necesidades y que éstas sean escuchadas y satisfechas por otro miembro de la familia; esto permite que se establezcan relaciones más claras y eficientes.

     Saber escuchar es clave para una buena comunicación. A veces cuesta darse cuenta que se habla más a los hijos de lo que se les escucha, dándoles lecciones acerca de cómo se deben hacer las cosas. Es normal que esto ocurra ya que los padres quieren ayudar a sus hijos a partir de su experiencia y evitar que cometan sus mismos errores. Sin embargo, no se debe olvidar que lo central es escuchar.

    Escuchar implica estar física y psicológicamente presente cuando alguien se dirige a nosotros. Es necesario centrar la atención en lo que se dice y en cómo se dice. Saber escuchar es validar al otro y concerle un espacio de tiempo y atención para que se exprese libremente.

Algunas recomendaciones que podemos seguir para que nuestros hijos se den cuenta de que los escuchamos y apoyamos:

• Saber callar cuando te quiere decir algo: esto demuestra que te interesa lo que él te cuenta y que aceptas sus sentimientos. Sin embargo, a veces esto no es suficiente, también él necesita una señal de que le demuestre que está siendo escuchado (sonreir, asentir, fruncir el ceño, etc.) ó palabras que le den la seguridad que está recibiendo una verdadera atención.
• Invitaciones a hablar: se trata de preguntas tales como: «¿quieres contarme acerca de eso?» o frases como «cuéntame…» ó «te estoy escuchando» o «parece que es importante para ti», entre otras. Estas invitaciones no transmiten ningún juicio de valor al respecto, permitiendo que el niño o niña se sienta invitado a hablar y seguro de que será escuchado.
• «Frases espejo»: Le decimos al niño, en sus propias palabras, lo que dijo antes. Esto permite demostrar que realmente escuchamos y entendimos el mensaje. En otras palabras, se les comunica «esto es lo que creo que estás sintiendo, ¿estoy bien o me equivoco?», por lo que el niño puede mostrar si estamos en lo correcto o no.

Fuente: UNICEF